24/11/08

Oda a la nieve

Tengo ganas de que nieve. Quiero copos de nieve blancos y puros, no esa mezcla de barro, porquería y agua congelada que cuaja en los parabrisas de los coches. Quiero nieve de verdad.

La nieve tiene ese punto de melancolía, de sueños con el amor de tus sueños al calor de una chimenea, envueltos en una manta, sin palabras, sólo con miradas y sonrisas cómplices.

La nieve tiene ese punto divertido de querer jugar con ella hasta aburrir a las piedras. Hacer ángeles, muñecos de nieve y tirarse bolas. Y no sólo los niños. Los no tan niños volvemos a nuestra infancia, la nieve nos saca nuestra cara más despreocupada y desenfadada.

La nieve tiene ese punto especial de inmediatez. Tan pronto llega, tan pronto se va. Y no sabes cúando vas a volver a disfrutar de ella y con ella. Así que, como la vida misma, el día que nieva lo vives como si fuera el último que fueras a ver y a vivir. Y eso lo hace más bonito si cabe.

La nieve tiene ese punto festivalero que nos recuerda que ya llega la Navidad. Y con ella, las luces, las compras, las sonrisas de los más pequeños que contagian al resto. Me gusta la Navidad. Me encanta. Y me encantaría vivirla en Londres o en Nueva York. Y que nieve. Quiero Navidades Blancas.

¿He dicho ya que quiero que nieve?.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo también quiero jope. kk