6/6/10

La parada de los monstruos

La Feria del Libro de Madrid es una mezcla entre la hoguera de las vanidades y la parada de los monstruos. Es un mix presuntuoso y freak. Y encima con un calor horrible. Ya no son las bicicletas de ciclistas que van por el Retiro y aprovechan para echar un vistazo por la feria, metiéndote la bici por el ojo, ya no son los chillidos de los niños, sino la gentu en general.

Si algún día escribo, que lo haré, y tengo la inmensa fortuna de que una editorial me fiche y me pida firmar en la feria, me lo pensaré dos veces. Siento que los autores son como animales de feria, las fieras del zoo. La gente saca sus cámaras y se pone a hacer fotos. Yo, en mi caso, lo siento por Julia Navarro y compañía, pero si paso enfrente de ella y ni la miro, no es odio ni nada por el estilo, es indiferencia, pues del autor me interesa lo que escribe, no su careto.

La única excepción es el gran Inocencio Arias, pero se marchó antes de que pudiera pillarlo. Y es que mi querido Chencho me interesa por quien es y me interesaría mucho más por lo que calla y sabe. Leer a un diplomático es frustrante, siempre te preguntas que se deja en la memoria y no escribe en el folio.

Ah! Antonio Gala ya deja las ferias y las firmas, que paciencia el hombre. Y hoy va Pérez Reverte, ojito al artículo del dominical de ABC dentro de un par de semanas. No me lo pierdo.