31/5/10

Escapada romántica

Hace un mes que no escribo por estos lares y no ha sido por falta de ganas ni de temas, sino de tiempo. Y cuando ha habido tiempo, no he querido conectar el ordenador nada más que lo imprescindible. Mucho curro y sin parar, aunque las vacaciones ya asoman por ahí. Y me voy a pegar un homenaje. De momento, Italia y Asturias, tengo que hacer presupuesto para Málaga y lo que surja. ¿Crisis?, tal vez, pero me voy a pegar un merecido homenaje.

Para calentar motores he pasado con mi novia el fin de semana en Toledo. A pesar de que ambos ya la conocemos bien, nos dejamos caer por ahí para pasar un par de días en complicidad, cervecitas, paseos y fotos. Un finde reparador, que nos ha servido a ambos para desconectar y no tener que pensar en nada más que no sea el uno en el otro.

A destacar lo tirado de precio del asunto y no, no fuimos en plan mirar la pela. La pela era barata de por sí. La Abadía nos descubrió que existen mundos donde las cervezas de casi medio litro cuestan euro y medio. Y en mesa, no en barra. La comida estupenda, como en Alfileritos 24, donde la ensalada con queso feta voló en un santiamén. Y a todo esto, ningún ambiente recargado. Para recargado mi brazo, que suma dos nuevas pulseras. Y van...

Fue en definitiva un fin de semana maravilloso y con ganas de repetir experiencia similar ya.

La anécdota la puso el cura que iba sentado en el AVE al lado nuestro. Toledo albergó un congreso eclesiástico durante el fin de semana. El hombretón se puso en el trayecto a Madrid a consultar los tickets, que hay que pasar a Dios las dietas (y yo que creía que para cuentas los rosarios). Pues el mozo exhibió sus tickets del Parador de Toledo. Hay curas que viven con Dios y otros como Dios y sí, la diferencia es enorme.

Claro que para paraíso las vistas desde la habitación de la Puerta del Sol. Y tú a mi lado. Genial. De 10.