29/4/09

Irish Rover

Hay un lugar en Madrid que me encanta. Ahora no voy tanto, pero para mí es uno de mis lugares favoritos de Madrid. Es el Irish Rover. Un pub irlandés con mogollón de encanto y ambiente, perfecto para tomarse una buena pinta de Murphy's y charlar animadamente.

He ido con mi novia, con mis amigos, con compañeros de la facultad, con compañeros de erasmus de mi hermano, con mi madre, con mi hermano y su novia. Me han echo una fiesta sorpresa, me han besado, me he reído, he jugado al billar, he escuchado buena música. He ido al pub de Madrid y al de Salamanca también. He tomado su cerveza, sus patatas, tanto unas french fries estupendas, como unas buenas chips. He estado arriba, abajo, en su terraza (cuando había). En invierno y en verano. Por la mañana, por la tarde y por la noche. Etc.

De todo vaya. Me encanta. Os lo recomiendo a todo aquel que no haya ido y os sugiero también el de Salamanca, muy cerca de la Plaza Mayor y con una decoración que asemeja un teatro.

24/4/09

Mi vida

Me siento increíblemente agotado. No solo mental, sino también físicamente. El cansancio físico es cosa de hoy, pero son pocos los días en que me puedo encontrar así. Hoy es uno de ellos. Me duele todo, brazos, hombros, espalda, piernas, TODO.

Tener una vida lo más completa posible, lo más rica, incluye una buena ración de responsabilidad, obligaciones por doquier y una exigencia mental enorme. No me quejo. En absoluto. Sin embargo, a veces los días son cuestas muy empinadas y las piernas no responden como deberían.

Este es mi principal reto en la vida. Son cosas que me importan, así que no puedo renunciar a ellas. Yo no puedo ser independiente, porque mi felicidad y mi bienestar dependen de otras personas, de transmitir, amar y acompañar a mi gente. Y todo ello compaginado con el trabajo y mis aficiones. Si viviera alejado de todo y de todos, My way que cantaría Sinatra, me perdería gran parte de las emociones para las cuales sólo hay una vida, una, para sentirlas. Y no quiero perderme nada. Quiero una vida rica y completa. No se trata de mí únicamente, sino también de los demás, de mi pareja, de mis amigos, de mi familia. Hay todo un grupo de personas a mi alrededor que son en gran parte responsables de lo que soy y de lo que siento. Y esas personas son las que me ubican en el mundo.

Sobre la familia, a veces uno puede pensar que el nivel de exigencia es menor. Total, la tenemos ahí siempre, no?. Pero esto no es así. Al menos yo lo veo de otra manera, probablemente porque he mamado una familia muy unida y grande, que forman una piña y me han enseñado grandes valores familiares, que, por supuesto, he asimilado. Y esto en mi caso, hijo de padres divorciados, con un padre que está fuera de mi vida desde hace siete años, cobra más importancia si cabe.

La pareja es esa pieza del puzzle, del rompecabezas, que hace que nuestra vida cobre sentido. Es el paisaje de fondo que ambienta nuestro retrato, es el sol que acompaña nuestros días. Es esa parte de nuestra alma que nace fuera de nuestro espíritu y que anhelamos a lo largo de nuestras vidas encontrar para poder completarnos. Siempre he pecado de exceso de romanticismo. Tal vez me empapé de demasiadas comedias románticas de Meg Ryan. Tal vez por eso mi primera cita fue para ver Titanic (con una chica que me dejo luego hundido, juas vaya tú qué casualidad). Pero soy así. Idealizo el amor como sólo los poetas saben hacer, pero mis poesías quedaron recluidas en mis carpetas del colegio forradas con fotos de Meg Ryan. Ahora no necesito poesías, porque sé decir te quiero. Y con te quiero las rimas salen solas, las emociones afloran solas. Dos palabras, un torrente de emociones.

Los amigos para mí siempre han sido (o ese es mi deseo) un libro abierto de los cuales poder aprender. Quiero que me sugieran libros, viajes, restaurantes. Quiero que me ayuden a ser más completo si cabe, a seguir progresando como persona. Y, al mismo tiempo, ayudarles a crecer también a ellos. Siempre he sido muy selectivo con los amigos, no escojo a cualquier persona. Tienen que tener algo que me llame la atención, que me motive. Y siempre tendré buenas palabras para ellos. Sé que cada uno puede aportarme de distinta manera y yo aportarles de otra. Y da igual que sean amigos de siempre o nuevas incorporaciones, pero que me aporten y yo poder aportarles (aportarlas más bien, casi todos son amigas).

El trabajo es algo bien distinto, aunque trabajo en aquello en lo que tengo vocación. Sin embargo, yo trabajo para vivir, no vivo para trabajar. Gracias a Dios, mi trabajo me permite conciliar muy bien mi vida personal, pero es evidente que es una gran fuente de responsabilidad, exigencias y obligaciones. Al fin y al cabo, hay que trabajar, no queda otra en esta vida. Nos pasamos y nos pasaremos toda una vida trabajando y esta es una mochila con la que hay que cargar durante gran, gran parte del camino. Mi trabajo tiene sus cosas buenas y malas, a veces pesa mucho y otras veces es muy ligera. Pero son 11 mesecitos al año dale que te pego....

En resúmen. Me importa todo demasiado. Pero me encanta lo que tengo en mi vida. Eso sí, algún día tengo derecho también a sentirme agotado. Hoy es viernes, dormiré como un lirón y mañana será otro día, pero hoy me siento realmente agotado.

23/4/09

Feliz día de Sant Jordi

En indecisos años tempraneros,
vellidorando el rostro adolescente,
sin probar del amor, dulces y fieros
los afanes que prueba quien lo siente
Julio vivió sus días placenteros.

Siempre, más leve que la hoja al viento,
alterna, sin cesar, gozo y tormento;
sigue al que huye, burla al que lo ronda,
y viene y va como en el mar la onda.

Cándida Ella y de candor vestida,
con su traje de flores y de hierba;
la crencha de oro en rizos esparcida,
su frente enmarca de humildad superba.
Ríen en su redor Natura y Vida
porque todo lo endulza y desacerba,
y en su porte de regias suavidades
la mirada deshace tempestades.

El ámbito en contorno se hace ameno
al giro de sus luc'es amorosas;
de júbilo celeste el rostro pleno
destella con el tinte de las rosas.
El aura cede a su rumor divino
y el ave copia de su voz el trino.

No: yo no soy la que tu mente ofusca,
digna de alta, de celeste palma;
allá del Arno en la ribera etrusca
juré fidelidad en cuerpo y alma.

Si tranquila sonríe, la mirada
viste de placidez el firmamento;
el ave, el bosque, a la presencia amada
susurran con el más dulce lamento.
Es, por el prado yendo sosegada,
ritmo grácil de amor el paso lento;
y la verdura, tras la blanda huella
con matices innúmeros destella.

Cortejo fiel tus hijos acompaña,
¡oh Madre del Amor, Venus, divina!
Céfiro, de rocío el prado baña
y en él sus mil aromas disemina.
A su paso, en la vega y la montaña,
Flora sonríe blanca y purpurina;
polícroma la grama reverdece
y en su propia hermosura resplandece.

Entre tus armas encontré reclusa
la imagen que me enciende y arrebata;
si la hórrida faz de la Medusa
he visto cómo al blando Amor maltrata;
si de pavor mi ánima confusa
en tu seguro asilo se recata;
si amor contigo a excelsitud me llama,
guíame, Diosa, al puerto de la fama.

(Poliziano)

Feliz Sant Jordi. Os regalaría un libro y una rosa. Ojalá.

Cosas que me elevan

Siempre he sido demasiado soñador. Probablemente es lo que más me defina, junto con mi curiosidad por conocer personas, lugares, etc.

Digo esto porque de camino a casa, tras un día duro de trabajo, venía soñando, tanto que levitaba. Este efecto, para nada opiáceo (que nadie piense mal), fue provocado por dos canciones que llevo en el ipod que me hicieron pensar, imaginar, soñar, suspirar....

La primera de ellas es A Great Day for Freedom de Pink Floyd, que hace mecer el espíritu al son de una voz melodiosa y suave, que te envuelve y te hace volar.

La segunda es Come What May, esa versión que cantaron Nicole Kidman y Ewan McGregor para Moulin Rouge, una canción de complicidad entre enamorados, amor que siempre canta victoria, incluso cuando sale derrotado.

Me encanta la música. El caso es que cuando me preguntan qué grupos o artistas son los que más me gustan nunca sé qué decir. Primero porque yo soy de canciones, más que de grupos. Segundo porque es casi imposible elegir entre tantas canciones que me encantan y me llegan, me recuerdan, me elevan. Estas dos me elevan. No son las únicas.

Podría pasarme horas y horas hablando de las cosas que me gustan, no sólo de canciones, sino de libros, arte, ropa, comida, viajes.......tantas cosas. Tantas.

Cosas que me elevan.

20/4/09

Sin remedio

Pues sí. Cumplí.

Tarde de domingo y enroscado en mi manta, medio echado en mi sofá, bebiendo té y un buen libro. Lo prometido es deuda. (Ah! y solo en casa).

Por cierto. Hablando de libros, en los últimos días he echado el ojo a cuatro de ellos, pero tengo ahora mismo en la cola otros cinco que leer. Y encima dentro de un mes o así es la Feria del Libro, a la que, como es costumbre en los últimos años, acudiré y me llevaré un par de libros.

Comprar más libros de los que puedes leer tiene el inconveniente de que aún no has acabado uno y ya estás pensado en cuál leer a continuación. A eso se le llama saciedad. Sí, lo siento, peco de ansioso.

Pero no tengo remedio. Tengo que corregirme.

16/4/09

Prometo

Prometo que el domingo me voy a enroscar en mi manta, en el sofá, bajo la luz de la lámpara, con un té (tengo que comprar por cierto, cachís) y un libro. Y el silencio que no falte.

No me faltes porfa.

La Ciudad Eterna

Mi madre se va a Roma mañana. He estado unas pocas horas en la Ciudad Eterna y se me quedaron grabados tres recuerdos: Las maravillosas vistas desde la colina capitolina del Foro y el Coliseo de fondo, que un pakistaní me intentó robar en el metro (sugiero evitar el metro, es horrible) y la manifestación contra la Guerra de Irak (era 2003).

Y nada más.

Es peor haber estado en Roma unas horas y no conocerla que no haberla visitado. Hasta que vaya tengo que vivir de unos pocos recuerdos. Por lo menos, si no hubiera ido, viviría de soñar sus maravillas. Pero los sueños dejan paso a la amargura por haber estado y no conocer el lugar con más magnetismo del planeta. En serio, Roma tiene una fuerza inimaginable.

Pero iré, que nadie se preocupe, sólo espero la ocasión más propicia.

14/4/09

Con la misma canción

Las sonrisas más increíbles son aquellas en las que la mueca de la boca forma un esbozo mágico que hechiza el brillo de los ojos, dispara hacia adelante las pestañas y mantiene en su sitio los párpados.

Y claro, uno, que siempre está deseoso de ver cosas bellas, se deja la piel en intentar hacer aparecer esa sonrisa. Pero no es sólo el deseo de ver sonreír, sino el poso que deja en mi alma hacer sonreír. Es en esos momentos cuando siento que voy por el camino correcto.

¿Destino? La felicidad.

¿Víctimas de mis intenciones?. Desde la pareja hasta la familia, pasando por amigos.

Y todo este pequeño ramalazo filosófico me pasa por leer. Aunque yo me lo busco, si no comprara tantos libros......(pero algún vicio he de tener, unos se van de copas, otros de putas (con perdón) y yo de librerías, yuju!)

11/4/09

¿Efímero?

Sin ser muy fan de la literatura inglesa victoriana, mis ojos se posan ahora en El Retrato de Dorian Gray, un personaje que siempre me ha fascinado y me hace reflexionar sobre lo efímero de las cosas. Dejando a un lado (y para otro post) mi opinión sobre la belleza (la absoluta, la formal y la subjetiva), he llegado a la conclusión de que lo único que no hay efímero en nuestras vidas son las sonrisas.

Con ellas nacemos, vivimos y morimos. Otra cosa es sonreír, pero eso ya depende de la actitud ante la vida. Y sí, hay mucho Mr. Scrooge por ahí suelto, pero ellos se lo pierden.

Por mi parte, siempre estaré tranquilo mientras a mi gente y a mí no nos falten las sonrisas.

9/4/09

Bendita madurez

Una estela de maletas recorre la ciudad. Sin embargo, mi trolley sigue aparcado en el armario. Ya llegará mi turno. Mientras, toca disfrutar de una ciudad en silencio. Unos pocos coches, unas pocas personas, algunos turistas...la calma más absoluta. Me recuerda al inicio de la película Abre los Ojos, cuando Eduardo Noriega se encuentra un Madrid fantasmal.

Cada vez me gusta más la tranquilidad. Una vida relajada, contemplativa, vivir para disfrutar con los sentidos. Enroscarme en el sofá mientras leo, ir a comer por ahí, tomar unas cervecitas, ir de compras...y todo, todo, todo muuuyyyyyyyyy tranquilo.

Siempre he sido muy tranquilo y odio las preocupaciones, los agobios, los problemas. Me gusta disfrutar. A medida que uno crece, las obligaciones y responsabilidades se acumulan, los problemas se acrecientan, los agobios aumentan una barbaridad. Pero yo he ido aprendiendo a manejar esas situaciones. A dejar que el río fluya, que la vida fluya y disfrutar del momento presente.

Digamos que me estoy orientalizando.

He aprendido a canalizar mis emociones, a no querer resolver el futuro precipitadamente, a dejar que la vida me arrastre como el agua con las mareas, a disfrutar de las pequeñas cosas, a resolver los problemas con pausa, tiempo y serenidad, sin noches desveladas, porque he aprendido que los problemas no se resuelven a las tres de la mañana bajo el edredón. He aprendido a marcarme retos, a tener claro los pilares sobre los que se asienta mi vida, a saber dónde está ese yo que es mi mejor versión y ese yo que es mi peor versión, a aceptar mis defectos como parte de mi ser y a considerar mis virtudes como herramientas para hacer mejor mi mundo y el mundo de los que me rodean. He aprendido a tener una visión amplia e infinita del mundo, a abrirme a nuevas experiencias, a educar los sentidos y la mente.

No obstante, aún me queda mucho por aprender. Claro está, sin agobios. Las lecciones llegarán, las experiencias se vivirán. No me preocupa. Voy a disfrutar del momento presente. Esto es, mi taza enorme del Starbucks con té de la belleza, en pijama, ante el ordenador escribiendo, iluminado por la luz matinal y dando los buenos días por teléfono a mi novia. ¿Os parece poco?. A mí no me lo parece. Todo lo contrario, me encanta.

Bendita madurez.

6/4/09

Trabajo soñado

Reconozco que todas mis ambiciones son personales. Incluso las que tienen que ver con trabajo son personales. Esa es la razón por la que soy periodista. Es una profesión que me permite saciar mi curiosidad y crecer como persona, hacer cosas que de otro modo no haría, etc. También hay que mencionar lo mucho que me gusta escribir, aunque hay mejores maneras de desarrollar esta afición.

Sin embargo, en los últimos tiempos mi cabeza da vueltas pensando en mi futuro laboral. Un trabajo soñado para mí sería periodista de viajes y, de hecho, quiero probarme de algún modo a ver qué tal. Pero últimamente en mi cabeza se empieza a asomar otro tipo de trabajo.

Me encantaría trabajar en proyectos de responsabilidad social corporativa relacionados con nuestro patrimonio artístico y/o natural. Proyectos en plan repoblar áreas forestales y desarrollar campañas de marketing y comunicación, contactar con instituciones públicas y privadas, con organismos varios, lanzar concursos para animar y, a la vez, concienciar a la gente, etc.

Me encantaría. De verdad que me encantaría.

Por cierto, de pequeño quería ser arqueólogo.