9/11/08

Dícese del listo, necio y fantasma

Situación: Sábado por la tarde en una farmacia.

Un señor de cincuenta y tantos espera su turno justo delante de mí.

"¿El siguiente por favor?", pregunta la farmacéutica.

"Voy yo", dice el señor. "Quiero viagra de 100".

La farmacéutica se queda extrañada y le pide la receta pertinente de la viagra.

El caballero con toda tranquilidad y calma saca un papelito del interior de su chaqueta y se lo entrega a la dependienta.

Ahora, la farmacéutica ya no se queda extrañada, directamente palidece y no sabe si echarse a reír o a llorar. "Señor, esto no es una receta médica, esto es una cita para un análisis de orina".

A todo esto, un servidor contempla la escena medio desternillado, como quien está en el teatro sentado tan ricamente en su butaca, contemplando una situación que le es ajena pero le divierte, qué demonios....

El caballero trata de explicar que ahí viene la receta de la viagra, "viene por algún sitio" y la farmacéutica se mete en el dispensario a analizar detalladamente el papelito que le ha entregado (y a descojonarse un poco también vaya).

De repente sale y le dice al señor que no le puede dar una viagra, porque eso definitivamente no es una receta, sino una cita para un análisis de orina. Se lo devuelve al señor y éste pone fin a su esperpento saliendo por fin de la farmacia y dejando ya sí que afloraran las carcajadas.

Aquí el caballero, muy digno él (en ningún momento se ruborizó), no le dio a la farmacéutica la lista de la compra para ver si colaba de puro milagro.

Además, según dijo la dependienta después, "la viagra de 100 no existe".

En fin......milagritos a Lourdes.

1 comentario:

Un pedacito de mí dijo...

Vaya vaya! sí que has escrito! apenas tengo tiempo para comengtar en cada uno de los post que he leído, pero he de decir que lo de la farmacia también me toco vivirlo a mí una vez. Jaja.

Un saludo Pablo!