22/3/10

Un inicio

El autor del libro que me estoy leyendo, Mark Mills, fue en su día restaurador de casas, villas y palacios al sur de la Toscana. Me encanta. Me encantaría escribir una historia de un restaurador inglés que le encargan un proyecto de restauración de una casita en el campo toscano, tiempo durante el cual conoce a los habitantes del pueblo, creando un vínculo afectivo con todos ellos, por su singularidad, sencillez y calidez, de tal modo que se enamora de ese lugar y de esa gente. Pero ni es su casa la que está restaurando, ni es su hogar en el que está viviendo momentáneamente. En Inglaterra espera una vida, una mujer psicótica, una familia desunida, un padre descontento porque quiso que su hijo se quedara con el negocio familiar de ebanistería y éste prefirió buscar fuera lo que en principio tenía dentro. Una búsqueda de nuestro lugar en el mundo, un tributo a los cosas sencillas y simples, a las emociones sin revestimiento, a la construcción de un futuro (o reconstrucción en el caso del protagonista). Alá, ya he planteado la historia, ahora escribir....no sé cuándo.

PD. Sí, hay historia de amor, no puede faltar. Restaurar una balaustrada o recuperar un friso de un vano no es romántico de por sí si no hay historia de amor. Una historia con una mujer italiana, dura y con clase, que uno se pregunte como puede estar en un pueblo tan pequeño, si tiene arrestos para más, pero que esconde su pequeña historieta detrás que la hace volver a donde se crió, para encontrarse consigo misma y cuidar de su hijo a salvo de las malas influencias del padre, un vividor amargado perdido que libra sus batallas botella en mano en la Liguria.

6/3/10

Silencios altivos

Son peores los silencios altivos que las frases prepotentes. Si eres un cabrón, ve de frente, no te escondas. Pérez Reverte dice que los españoles somo unos "hijos de puta", algo con lo que estoy por lo general de acuerdo, aunque incluso en eso lo hacemos mal, pues tiramos la piedra y escondemos la mano.

Ya decía yo que tanto periodista majo cantaba un poco, alguno tenía que salir rana.