10/5/09

Perder las alas

Perder las alas tiene sus ligeros contratiempos, pero el fin sí justifica los medios cuando hay amor de por medio, cuando hay un futuro visible al final de un camino, cuyo horizonte de repente sí se alcanza a ver, tras años y años y lágrimas y lágrimas atisbando la nada más absoluta.

Nicolas Cage en City of Angels era un ángel que para poder amar debía renunciar a dicha condición y con ello renunciar a su inmortalidad y pasar a ser vulnerable a los vaivenes de la vida, como la desdicha, la tristeza y en su máxima expresión, la muerte. Pero renuncia, renuncia por amor. Un único instante de amor supera una vida de desdichas, esta es la moraleja de la historia. Historia que, por cierto, se ambienta a las mil maravillas con mi canción Iris de los Goo Goo Dolls.

Historia que puedo hacer mía, pero no os llevéis a engaño, esto no es ningún sacrificio. El cosquilleo en el estómago y la chispa en la mirada, las canciones que de repente cobran un especial, vibrante y hasta la fecha desconocido sentido....Todo esto vale la pena.

La vida, con amor, nos muestra su cara más vulnerable y a la vez más intensa. Lágrimas y sonrisas son de repente compañeras. Surgen ilusiones y, al mismo tiempo, surgen miedos.

He aprendido con el paso de los años a dejar que las cosas fluyan y lleven el camino que tengan que llevar. Esto no quiere decir que uno no tenga que mover un dedo y no poner nada de su parte, pero si dos personas se quieren, todo es mucho más fácil y los problemas se irán solucionando por sí solos.

Con todo, hay cosas que faltan, pero seguro que acabarán llegando. Hace tiempo que perdí mis alas, pero es que ser un ángel y eludir los vaivenes de la vida me impedían amar.

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