Sin ser muy fan de la literatura inglesa victoriana, mis ojos se posan ahora en El Retrato de Dorian Gray, un personaje que siempre me ha fascinado y me hace reflexionar sobre lo efímero de las cosas. Dejando a un lado (y para otro post) mi opinión sobre la belleza (la absoluta, la formal y la subjetiva), he llegado a la conclusión de que lo único que no hay efímero en nuestras vidas son las sonrisas.
Con ellas nacemos, vivimos y morimos. Otra cosa es sonreír, pero eso ya depende de la actitud ante la vida. Y sí, hay mucho Mr. Scrooge por ahí suelto, pero ellos se lo pierden.
Por mi parte, siempre estaré tranquilo mientras a mi gente y a mí no nos falten las sonrisas.
11/4/09
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1 comentario:
Sí, es bueno tener sonrisas. Si no las tenemos estamos (casi) acabados.
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