11/1/09

Temporal de nieve y críticas

Una de las imágenes del temporal de nieve que asoló materialmente Madrid el pasado viernes ha sido la del aeropuerto de Barajas. Caos es la palabra.

Y claro, empiezan las comparaciones. Que si en Finlandia o en Alemania también nieva y no se arma tanto jaleo. De acuerdo, es posible, pero ya están acostumbrados. Y la nevada del viernes en Madrid no se veía desde hace décadas. Claro que debemos estar preparados para cualquier contingencia, pero que el aeropuerto de Madrid deba estar preparado para operar en esas condiciones lo veo más complicado. Es como si exigimos a un almeriense del desierto de Tabernas que lleve cadenas en el coche y claro, si un día nieva allí y no las lleva en el maletero, le criticamos por negligente e irresponsable.

En España la afición por criticar sin ton ni son, sin hacer un mínimo análisis decente y sin hacernos las preguntas correctas, sin un mínimo de rigor en definitiva, está a la orden del día.

Al leer esto, hay gente que dirá que yo no estaba allí. Efectivamente no estaba, pero sí he vivido alguna negligencia de verdad, no que caiga una copiosa nevada en el aeropuerto de una ciudad que ve nevar con la misma periodicidad que ve pasar el cometa halley por sus cielos.

Otra cosa es cómo se han coordinado los efectivos de aena, las compañías y demás. Ahí sí se puede hacer una crítica larga y profunda. Su manejo de la situación ha sido patético y, claro, al ser una causa de fuerza mayor se lavan las manos. No me parece criticable que Barajas no esté preparado para operar en un día como el del viernes, pero el manejo de la situación por parte de la gente competente ha sido patético y ahí sí que hay trabajar y aprender para próximas ocasiones, amén de depurar responsabilidades.

Por cierto, yo no estaba en Barajas el viernes, pero sí una amiga y mi tio. Mi tio, también periodista, viajaba el viernes a Estados Unidos, concretamente a Detroit haciendo escala en Chicago. Por supuesto, su vuelo fue cancelado. Ayer sábado por fin puedo salir y llegó a aterrizar en la Windy City. Pero esa zona de Estados Unidos también sufre un temporal y la nevada que caía en Chicago obligó a cerrar el aeropuerto durante varias horas. Hoy ha llegado al fin a Detroit (no creo que sean más de dos horas de vuelo y ha tardado finalmente un día), pero nadie criticará en Chicago que se haya cerrado el aeropuerto, en una ciudad ACOSTUMBRADA a ver nevar de forma copiosa y frecuente.

Aquí somos más paletos y el cierre de Barajas por nevada nos parece tercermundista. En Chicago, el aeropuerto se cierra unas horas y no pasa nada, salvo las molestias de turno, pero ante el tiempo uno no puede hacer nada.

Otra cosa, ya digo, es lo de aena y las compañías, que no tiene perdón de Dios su actitud y manejo de la situación. En esto sí dejo saltar a la yugular. Es más, yo también salto.

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