4/1/09

22 años

La búsqueda de las cosas verdaderas en nuestra vida acaparan nuestras metas, desafíos y propósitos.

El verdadero amor, la verdadera amistad, la vocación profesional, nuestro lugar en el mundo...Buscamos y revolvemos el mundo en busca de aquello que nos haga realmente feliz.

Pero para ello hay que conocerse realmente a sí mismo. Y se tarda. Es más, hay gente que no lo logra. En mi caso, ocurrió con 22 años y, desde entonces, todo lo que he vivido y busco vivir siento que forma parte de mí, que me atañe, cosas en las que me siento reflejado, personas que están en la misma onda que yo. Pero lo dicho, busqué en mí y encontré a mi verdadero yo.

Así, desde los 22 años, y habiendo transcurrido casi seis años desde aquella "iluminación" (casi seis años, aún tengo 27), he hecho una selección de amistades y personas que hay en mi vida quedándome con menos de una decena de ellas, he encontrado el significado de lo que es realmente el amor, he descubierto cuál es mi verdadera gran pasión, es decir, viajar (la otra pasión es la lectura, pero ésta ya la tenía muy clara, gracias mamá), etc.

Esos 22 años míos se merecen una poesía, una canción, una historia para contar a los nietos, un brindis, una nota a pie de página en mi corazón por si alguna vez me equivoco y necesito encontrar de nuevo el camino, una foto en un álbum de piel situado en un lugar estratégico de mi habitación, una lágrima, un suspiro, la mejor de mis sonrisas, un beso (tuyo, por supuesto), un abrazo (vuestro, por supuesto), una mirada atrás (pero sin nostalgia) y, total y absolutamente, una huella en mi alma.

Y que quede claro que aún me queda mucho camino por recorrer, muchas personas que conocer, muchos lugares por visitar, muchas cosas por vivir. Pero sé (ahora sí de verdad lo sé) que todo lo que aparezca en mi vida será completamente verdadero, pues habrá pasado el filtro de mi corazón. Ya no serán cosas banales, serán cosas que importan. Ya no serán personas vacías, serán personas especiales, por eso mi esfuerzo en conocerlas y comprenderlas, acercarme y estar con ellas. Si no fuera así, os aseguro que hace tiempo que me hubieráis perdido la pista, pero si sigo ahí y cada vez estoy más presente será por algo, no?. Y aquí hablo tanto de la pareja como de la amistad. Quién se tiene que sentir aludido?. Todo aquel que haya conocido antes de los 22 años y mantengamos el contacto, todo aquel que haya conocido después de los 22 años y tengamos un contacto.

Si me dirijo a tí es porque me importas. Ya seas familia, pareja o amistad.

2 comentarios:

Un pedacito de mí dijo...

Muy buen post, Pablo. Me gusta porque ofrece una comprensión abierta: te puedes dirigir a muchos o a muy pocos.

De todas formas, me ha animado leerlo. Yo todavía tengo 22 ;)

Anónimo dijo...

realmente me gusta muchisimo como escribes, eres la bomba.kk