9/9/09

Debates absurdos

En este país, en los últimos años, nos ha dado por inventarnos una suerte de debates absurdos que giran en torno a cómo se llaman las cosas. Cual anuncio de compresas que se interroga por el olor de las nubes, ahora los debates profundos de aquellas personas que deberían ser las élites de nuestras sociedades son de los más estéril, soporífero y desvirtuado posible.

La última muestra viene a cuento de la guerra de Afganistán. El debate gira en torno a si hemos enviado a nuestros soldados a una guerra, a una misión humanitaria o a una rave party. Me parece algo absurdo, inútil y estúpido.

No sería más provechoso debatir sobre la capacidad de Occidente de exportar la democracia?. No sería más provechoso debatir sobre las dificultades de implantar una democracia en un país como Afganistán?. Yo, demócrata convencido, soy de lo más pesimista, pues de qué manera se puede exportar este sistema político a un país que no sabe ni ha experimentado nunca lo que es un régimen democrático, un país completamente desestructurado política y socialmente, con un gobierno que no controla la totalidad del país, con una población sin fuentes de ingresos para vivir, que, además, es analfabeta. ¿Alguien me puede decir cómo explico yo a un tío lo que es una democracia si no sabe leer ni escribir?.

La democracia no es acudir a las urnas cada cuatro años. La democracia es una mentalidad, una posición frente a la vida, una actitud.....es mucho más. Ojalá veamos democracia en Afganistán, pero será un proceso muy largo y que exigirá a la comunidad internacional un compromiso muy a largo plazo. Es por ello que me pregunto, ¿a qué viene hablar a estas alturas de un calendario de salida?. Un trabajo medio hecho en el presente es un trabajo que requerirá el doble de esfuerzo en el futuro.

P.D.- La religión no la he mencionado dentro de los problemas del país porque no representa (o no debería) un problema realmente. Plantearlo como tal es un pretexto. Para mí la clave es la educación. Mostrar a la gente el camino para pensar, cuestionar, debatir y elegir y todo esto es compatible con la religión.

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