4/10/09

New York, New York

Uno de los aspectos que más me gustan de la filmografía de Woody Allen es la utilización de Nueva York como algo más que un escenario. Y me gusta especialmente el Nueva York bohemio e intelectual que nos suele regalar además algunos de sus mejores diálogos.

Me encantaría ir a un bistrot neoyorquino a comentar la última exposición del MET, a organizar plan para sábado por la noche (qué tal teatro?) y quedar para pasar una mañana de domingo en un parque y hacer un pic nic. Demasiado snob?. Para nada. Sería snob si hiciera de todo ello mi mundo en tanto mi lugar correspondiera a otro bien distinto. No es mi caso. A mí todo eso, me encanta.

Qué ganas de ir a NY.

Por cierto, mis películas favoritas de Allen son Manhattan y Misterioso Asesinato en Manhattan. Eso sí, la última, titulada Si la Cosa Funciona, es buenísima también, pero las dos anteriormente mencionadas son de 10.

Bueno, a leer. Estoy con 1434, sobre cómo el Imperio Chino de la dinastía Ming en el siglo XV influyó en Europa de tal modo que sirvió de chispa para el desarrollo del Renacimiento y acabó con siglos de oscuridad en el viejo continente, desde que cayó el Imperio Romano.

Una pequeña reflexión. La religión siempre ha impregnado las sociedades humanas desde el inicio de los tiempos. Sin embargo, es reseñable como algunas culturas, como la oriental, hicieron convivir sin ningún problema la creencia religiosa con el desarrollo científico. En oriente, las gentes no eran temerosas de ninguna deidad y no perdían el tiempo en rituales, como en el cristianismo, sino que promovían la reflexión y la meditación para que cada uno encontrara su lugar en el mundo, el equilibrio y la paz con uno mismo y con todos. En la religión cristiana, la obsesión es reinterpretar la realidad, organizar una serie de rituales, pero no se ayuda realmente a que la gente encuentre su camino. Y, por supuesto, no había lugar para la reinterpretación del mundo, al menos para ninguna que no se ajustara a los cánones establecidos. Vaya que Europa perdió el tiempo unos cuantos siglos.

No hay comentarios: