26/12/09

El mejor regalo

Ya sean chillidos o risas, los niños muestran su cara más sincera, es decir, la única que tienen, cuando ven los regalos, los abren y flipan con lo que ven en su interior. Y que sientan tal emoción te enorgullece, pues no hay nada más loable y bonito que transmitir cosas a un niño.

Que éstos irradien felicidad. Y todos nosotros, los adultos, sabemos de qué hablamos pues hemos sidos niños y hemos sentido sensaciones y emociones parecidas (esas noches de reyes.....).

Así que, cuando llega la Navidad y es turno de dar los regalos, los más pequeños acaparan toda la atención con sus nervios y sus gestos, mientras los mayores miran con satisfacción. La satisfacción de hacer feliz a los pequeñajos y el recuerdo inherente de tiempos pasados en los que uno era el protagonista sobre el que se posaban todas las miradas adultas.

En mi caso, la mejor aportación que puedo hacer a un niño es la lectura. Quiero sentir ese peso de responsabilidad sobre mis hombros, regalarle cuentos, posteriormente El Principito o El Pequeño Nicolás.....Que lean y puedan educar su mirada al mundo. Como suelo decir, nacemos viendo, pero sin saber mirar. Los libros son la mejor aproximación.

Y cuando sean mayores, ya les llegará el turno de viajar. Un libro abierto con marionetas vivientes, paisajes o escenarios de fantasia, mundo ajenos en definitiva que no suceden ante el pasar de las páginas, sino que suceden de forma física y en tiempo real, dejando un poso que nos hace ser mejor persona (y más completas).

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