14/5/11

Notas en el aire

Acordes al piano. La melodía se evapora habitación tras habitación y se esparce más allá de la ventana. Suenan lamentos en la quinta planta. Vecinos sensibles que su historia cuentan y hacen partícipes. Dime lo que tocas y te diré cómo te sientes. Nos lo pone muy fácil. Si me lo encuentro saludaré a una cabeza gacha y una mirada perdida. No confundir con mala educación. Entro en el portal y es caldo de notas húmedas. Ah la melancolía. Una mala noche. Tal vez una mala cita. Iré a verle. Nada de vino, no habrá nada por lo qué brindar. Nada de mis famosos mojitos, no habrá nada de lo que alegrarse. Cerveza y punto y uno que habla y otro que escucha. El reloj irá despacio y la noche se irá en un santiamén. Pero le escucharé. Yo también he necesitado mis dosis de necesito que me escuchen. Pero yo no tocaba el piano. Mis lamentos quedaban acallados entre cuatro paredes. No había voz que se esparciera más allá de mi ventana. En tiempos (ya no, gracias a Dios) mi apartamento se achataba, mi mundo se empequeñecía. No había motivo para mirar en derredor. Alrededor sólo silencio. Yo sentado, recuerdo. Me deshice de esa silla. Demasiado peso sobre su respaldo. No estaba ya la silla para muchos trotes. Mis respaldos ahora son cómodos. El vecino en su butaca del piano no tiene respaldo. Demasiado sobre sus hombros pues. Le ayudaré.
!Ring!
-Soy yo y cuatro cervezas. ¿Me haces un hueco?

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